Up & down

Desde Sol o como se la bautizó, Plaza de la Solución, a las setas y también re-bautizada Plaza 15 de mayo, he vivido las mismas esperanzas y los mismos temores una y otra vez. Es tal cómo me definían más personas que compartían esa sensación agridulce de que unos días vuelves henchido de orgullo y con satisfacción de estar logrando un cambio que nadie esperaba y otros regresas a casa cabizbajo desconfiando de la naturaleza humana.

Y nos llamaron perroflautas

En las últimas semanas hemos vivido una revolución pacífica y cada vez menos silenciosa. Una lucha en la que cada día se suman más iniciativas que ya existían, pero eran defendidas por unos pocos y que gracias al movimiento 15M cuentan con mucha  más fuerza. Desde las acampadas a Democracia Real Ya estamos dejando huella, empezando una nueva Historia, con mayúscula. Y como caracteriza al sur, a todo se le suma una pizca de arte. Ayer en la Casa Palacio del Pumarejo se reinvindicaba con ingenio el derecho a rehabilitar el Pumarejo y a cambiar el sistema que hoy tenemos con mucho arte y salero:

Raquel busca su sitio

Mi madre posee el instinto animal que caracteriza a todas las madres de la naturaleza, la sobreprotección de sus crías. Es algo innato en ella y probablemente la razón de que hasta casi mi mayoría de edad ni siquiera me permitiese realizar actividades veraniegas de campamento como cualquier otro niño. Yo bajo el manto ultraprotector de mi madre tuve que esperar hasta la mayoría de edad para realizar mis primeros viajes “en solitario”, es decir, sin control parental. Aunque he de decir, que el afán viajero me viene dado de familia, así que en ese aspecto mi curiosidad viajera no se lo tomaron muy a mal. Si bien tuve que luchar durante mucho tiempo para lograr mi semana de evasión al año.